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La criptomoneda de Ethereum perdió gran parte de su valorización en 2018
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No todo fue negativo: esta blockchain tuvo una gran adopción y desarrollo tecnológico.
Ethereum es una de las blockchain más utilizadas en el criptomundo y, durante mucho tiempo, ostentó la segunda criptomoneda con mayor capitalización en el mercado. A simple vista, se podría decir que este no fue un año muy afortunado para esta blockchain, pero, junto a todo lo negativo, también surgieron circunstancias positivas. A continuación, daremos un paseo por el 2018 de esta red.
Caída en precio y en DApps
El ether (ETH), la criptomoneda nativa de Ethereum, alcanzó su último máximo histórico en enero de 2018: $1.397. A partir de allí, por desgracia, su precio no hizo más que descender hasta los actuales $116, pasando por mínimos de hasta $87. En noviembre, incluso pierde el título como la segunda criptomoneda de mayor capitalización, pues fue superada por Ripple (XRP).
Sus aplicaciones descentralizadas no mostraron un mejor rendimiento, al menos en comparación con otras blockchain. Según puede verse en The State of the DApps, EOS tiene un mayor número de transacciones, volumen y usuarios activos al día; mientras que TRON tampoco se queda muy atrás. Ethereum ostenta el mayor número de DApps, pero la mayoría de ellas tienen muy pocos usuarios.
Ese último hecho se considera, por cierto, una de las razones para la caída en el precio del ether, junto al gran descenso que experimentaron las Ofertas Iniciales de Moneda (ICO) este año, su modo actual de gobernanza y los próximos cambios que llevarán a Ethereum de la Prueba de Trabajo (PoW) a la Prueba de Participación (PoS).
Mineros y resistencia
Hasta este año, al algoritmo de minado de Ethereum, el Ethash, se consideraba resistente a los mineros ASIC, máquinas más avanzadas y costosas para minar criptomonedas, que han causado polémica debido a la centralización a la que pueden llevar. Eso cambió en abril, con el lanzamiento del Antminer E3 de Bitmain, que permite minar ETH. Y a este le seguiría en julio el A10 ETHMaster de Innosilicon, con el mismo propósito.
Por supuesto, las disconformidades no tardaron mucho en aparecer. Quizás la mayor de ellas se materializó en el desarrollo de un nuevo algoritmo para la minería de Ethash, denominado Programmatic Proof of Work (ProgPoW – Prueba de Trabajo Programática), el cual impediría la minería con máquinas ASIC. Este se presentó como una propuesta oficial de mejora de la red, a pie de lucha en contra de la centralización.
Regulación
Es bien sabido que un buen número de criptoactivos han tenido problemas legales en distintas partes del mundo, pues, tras la primera iniciativa regulatoria de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) estadounidense, se los considera con frecuencia como valores financieros. En consecuencia, deberían ser regulados como tal.
No obstante, el ether debería considerarse fuera de esa categoría y, por tanto, de esas regulaciones, según afirmó en junio el director de finanzas corporativas de la SEC, William Hinman:
“Según mi comprensión del estado actual del éter, la red Ethereum y su estructura descentralizada, las ofertas actuales y las ventas del éter no son transacciones de valores”.
Pese a ello, aún queda un largo camino regulatorio en todo el globo no sólo para Ethereum, sino para todas las criptomonedas. Asimismo, para los contratos inteligentes que se utilizan en esta plataforma, los cuales, de acuerdo a la Comisión de Comercio en Futuros sobre Mercancías (CFTC) estadounidense, también están cubiertos por las leyes financieras.
Bifurcación pospuesta
Según el plan original de sus desarrolladores, a finales de este 2018 debió haberse implementado la segunda fase de Metrópolis, la siguiente versión de Ethereum con nuevas mejoras. Dicha fase se aplicaría con una bifurcación fuerte (hardfork) titulada Constantinople, cuyo mayor cambio sería la reducción de la recompensa de ETH por bloque en la minería.
Sin embargo, debido a una vulnerabilidad encontrada durante las pruebas, Constantinople fue pospuesto varias veces, hasta acabar con fecha para el 2019. Esta bifurcación permitirá seguir allanando el camino para el cambio de PoW a PoS que Ethereum tiene planificado en su hoja de ruta, pero que cada día parece estar más lejos.
Micropagos en la red principal
Así como Bitcoin está buscando escalar con la ayuda de una red paralela de micropagos, la Lightning Network; una iniciativa muy similar está siendo llevada a cabo para Ethereum: la Raiden Network.
La versión alfa de Raiden, titulada Red Eyes, fue lanzada en la red principal de Ethereum este diciembre, lo que implica que cualquier usuario de ETH puede hacer uso de ella. Además de permitir abrir, recargar y cerrar canales de pago; Red Eyes también incluye funciones de mensajería, contratos inteligentes más eficientes y una nueva interfaz de usuario.
Dado que se trata de una primera versión de prueba, son de esperarse aún muchos errores, por lo que los desarrolladores han preparado recompensas para quienes los reporten. Asimismo, establecieron límites para su uso, con el fin de minimizar las pérdidas.
Aumento en la adopción
A pesar del mercado bajista, la adopción de Ethereum no se detuvo este año, sino que aumentó en varios aspectos. Para empezar, podemos mencionar que acabó el año registrando un nuevo récord en su número de direcciones únicas: 50 millones, según Etherscan.
Por otro lado, pese a que los administradores de muchas ICO decidieron liquidar sus ETH para sostener sus gastos operativos en moneda fiduciaria, Ethereum continúa ostentando el 88% de estas ofertas. Este 2018, seis de las diez ICO con mayor recaudación fueron realizadas en esta plataforma.
Asimismo, empresas y organizaciones de todo el globo han estado interesándose, más que en el aspecto económico, en el aspecto tecnológico de Ethereum. Ejemplos de ello son el gobierno de Colombia con su piloto de registro de tierras, el Commonwealth Bank para cadena de suministro de almendras, el gobierno de México para licitaciones, el gobierno de Moscú para gestión de comercio, el gobierno de Austria para subastar bonos, la ONU para programas de caridad, el ING Bank para su nuevo protocolo de privacidad y la compañía DocuSign para verificar documentos electrónicos. La lista está lejos de estar completa, pues se ha convertido en algo bastante común oír noticias sobre los variados usos que pueden dársele a los contratos inteligentes que ofrece Ethereum.
Otro hito importante de adopción lo tenemos en Coinbase, una de las casas de cambio de criptomonedas más importantes y una de las pocas ‘cripto-compañías’ en conseguir la estricta BitLicense de Nueva York. Si bien esta casa listó el ETH desde 2016, este año fue el turno de varios tokens ERC-20, es decir, los creados dentro de esa misma blockchain.
¿Qué traerá el 2019?
Para empezar, alrededor del 16 de enero, finalmente será lanzado el hardfork Constantinople, que reducirá la recompensa para los mineros, en preparación para el cambio de PoW a PoS en Ethereum. Además, también se retrasa durante 18 meses el lanzamiento de la bomba de dificultad, que incrementaría la dificultad de minado de ETH, lo que aún hará atractiva esta actividad.
Cabe mencionar que la reducción de la recompensa puede traer un efecto positivo importante: revalorizar el ETH, pues se reducirá su inflación.
Según el mapa de ruta original, este 2018 sería lanzado Casper, sistema que volvería híbrida entre PoW y PoS la blockchain; pero este cambio tan importante fue retrasado. Se espera ahora su lanzamiento entre 2019 y 2021, el cual podría venir o no acompañado por Sharding, sistema para escalar la red modificando su segmentación. Con Casper aparecerá, junto a la del minero, la figura del validador: cualquier inversionista que pueda mantener en su dirección al menos 32 ETH y se dedique a validar transacciones.
De esta forma, Ethereum se dirige poco a poco hacia la mejor versión de sí mismo, Ethereum 2.0, una blockchain que funcionará enteramente con PoS, sharding y eWASM, una interfaz mejorada de contratos inteligentes.
Imagen destacada por Petr Ciz / stock.adobe.com