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Tras varias discusiones, lecturas, ediciones, presiones, llamadas, ejercicio de influencias, solicitudes de veto y debates, se evitó que la Bitlicense de California fuera aprobada.
Recientemente, veíamos el enorme éxodo de compañías que se produjo en el mercado neoyorquino, debido al término del plazo de gracia para aplicar por la licencia bitcoin. Muchas startups no estuvieron de acuerdo en aplicar por la licencia, debido a que consideraban que esta castraba la innovación e iba en contra de los principios fundamentales de bitcoin.
Hace poco, la misma polémica comenzó en California. Quizás la aprobación de la bitlicense en New York les dio el coraje a los legisladores californianos para creer que podrían aspirar a la misma regulación. Sin embargo, el resultado no fue el esperado. La bitlicense californiana fue rechazada el día viernes de la semana pasada.
Varias fueron las maneras de presionar para evitar que California cometiera el mismo error de New York, obligando a muchas empresas a abandonar ese mercado. La Electronic Frontier Foundation emitió un comunicado donde se resaltan las consecuencias negativas de la aprobación de la licencia.
Entre los perjuicios que podría causar la licencia se encuentra el ataque flagrante contra la innovación tecnológica por medio de altas tasas impositivas y otras barreras, las cuales afectarían directamente el presupuesto de las compañías, dinero que podrían redirigir a investigación para la producción de nuevos servicios derivados de las divisas digitales.
La campaña contra la Bitlicense no fue exclusiva de EFF. A esta iniciativa también se sumaron TaskForce y Fight For The Future. En el sitio web nobitlicense.org, las compañías ofrecen el servicio de localización de los contactos del senador correspondiente a tu dirección y código postal, con el fin de que puedas llamarlo y ejercer presión contra la aprobación de la también llamada forma AB 1326.
Otro de los problemas que se desprenden de la aprobación de una licencia distinta en cada estado del país, sería la confusión del consumidor. El usuario tendría que conocer la normativa respectiva a cada lugar en el que vaya a operar, en orden de no tener inconvenientes legales. Además, se crítica que la regulación californiana era muy vaga y abierta, quizás por el poco conocimiento de los legisladores en el tema de las divisas digitales.
Al igual que sucedió con la licencia neoyorquina, el proceso para aplicar por la licencia era sumamente complicado y oneroso, lo cual impediría a las startups de menor tamaño poder participar en el mercado, siendo una medida con implicaciones elitistas. De igual manera, era necesario proveer información innecesaria sobre datos de usuarios y trabajadores a las instituciones gubernamentales, aumentando los controles y la vigilancia estatal.
Uno de los puntos en el que coinciden las empresas que se pronunciaron en franca oposición a la licencia es que estaría siendo aplicada prematuramente. Establecen que el desarrollo de Bitcoin se encuentra en una etapa germinal, por lo que aún no se sabe las implicaciones que podría alcanzar la tecnología. Regularla en el estadio en el que se encuentra sería ponerle coto a sus posibles beneficios sin siquiera llegar a conocerlos.
Aún más alarmante es que la licencia californiana se plantaba como una licencia modelo. Esto significa que, las personas que la respaldan, planeaban utilizar a California como globo de ensayo para probar su posible extensión al resto de los estados del país.
La aprobación de la Bitlicense en California hubiera tenido implicaciones enormes, siendo este el estado punta de lanza en cuanto a desarrollo tecnológico se refiere y casa de muchas de las compañías que actualmente participan del ecosistema bitcoin.
A pesar de haber atravesado por varias lecturas y ediciones en la asamblea y el senado, y contado con varios votos anónimos y otros públicos, la licencia fue finalmente archivada por la senadora Holly Mitchell, dándole a la licencia el status de inactiva.
Esto representa una gran victoria para las empresas bitcoin del mercado neoyorquino. Sin embargo, resultaría muy ingenuo ver en esto un triunfo definitivo. Las aspiraciones gubernamentales de regular las criptodivisas son amplias y profundas. Lo más posible es que busquen otras vías u otros estados en los cuales extender sus tentáculos. Por esta razón, la declinación de la licencia debe verse más como tan solo una batalla ganada. Los actores del ecosistema deben permanecer alerta ante otros ataques y planificar de manera sensata sus respuestas de manera que se impulse la tecnología.