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Educar y publicitar sobre bitcoin y criptomonedas: dos conceptos incompatibles

En el ecosistema de bitcoin y otras criptomonedas, existe una delgada linea entre hacer publicidad y educar sobre el tema.

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  • Toda criptomoneda tiene limitaciones, si no te las explican es publicidad, no educación.
  • Las campañas de publicidad no son autosustentables, tienen un ciclo de vida bastante limitado.

Bitcoin y el resto de las criptomonedas son una tecnología bastante nueva con implicaciones sociales y financieras que son patentes. Bitcoin nació hace unos 10 años desde unos foros casi ocultos de la web y, desde entonces, se ha formado un enorme ecosistema basado en esta invención. No es una tecnología fácil de entender y existen otros proyectos de criptomonedas que se aprovechan de este hecho para hacer publicidad de sus iniciativas, aparentando intenciones de educar cuando no es así.

Uno de los países donde más se refleja esto es en Venezuela. Aquí se han enfocado en hacer campañas publicitarias varios proyectos de criptomonedas como Dash, Bitcoin Cash, Waves, PIVX, Nano, EOS, Steem, SmartCash, PacCoin, etc. Incluso, pequeños proyectos locales que no mueven ni USD 200 al día en los pocos mercados que prestan sus intercambios a otros criptoactivos. Hay que destacar que estás campañas publicitarias no son autosustentables, una vez que quienes las financian no reparten más fondos para su continuidad, todo lo que hicieron se pierde; hay casos notables como el de Dash Venezuela y Dash Latam.

En Venezuela han encontrado un lugar con las condiciones perfectas para concentrar sus esfuerzos publicitarios: una economía decrepita, un gobierno promotor de las criptomonedas, costos de mercadeo inferiores a cualquier otro país, personas que buscan alguna solución mágica para mejorar sus finanzas y un sitio bastante mediático internacionalmente para catapultar sus “avances de adopción”. Esto último destaca cuando hay países africanos que quizá tienen más necesidades en términos económicos que Venezuela y son menos mencionados en el ecosistema de criptomonedas.

Todos estos proyectos tienen fundadores con grandes reservas de su criptomoneda, a quienes les interesa que esta sea más conocida y usada, para que aumente su precio en el mercado y sus fondos se revaloricen a costa de la nueva adopción. Este argumento podría aplicarse incluso a Bitcoin. La única diferencia es que la criptomoneda pionera no tiene un equipo de mercadeo oficial que se dedique a forzar la adopción entre los potenciales usuarios. La adopción de bitcoin ha sucedido poco a poco, de manera orgánica, desde que valía USD 0 y busca ser una alternativa al sistema financiero actual.

Al final, que cada proyecto de criptomonedas dedique fondos y esfuerzo para dar a conocer su criptomoneda no está mal. Lo que no está bien es que promuevan la desinformación haciéndose llamar “descentralizados”, pero tienen sedes centrales o múltiples formas de organización para impulsar sus campañas de desarrollo y mercadeo, además de desprestigiar a bitcoin para aparentar que poseen mejores propiedades.

Con esto no quiero quitar méritos a ninguna criptomoneda, ya que que soy creyente de esta tecnología; pero rechazo cuando algunos grupos hacen publicidad engañosa ocultando las limitaciones y riesgos de estas, más si difunden información falsa sobre otros proyectos de criptomonedas, que consideran competidores. Esta es la gran diferencia entre una campaña publicitaría que financia proyectos de criptomonedas y una educativa que busca enseñar, honestamente, qué es bitcoin.

En concreto, la educación sobre bitcoin y la publicidad relacionada con ciertas criptomonedas no son conceptos compatibles; generalmente quien educa, busca el conocimiento y quien publicita, una ganancia, en forma de un aumento de precio.

Hasta el momento, todas las criptomonedas son activos altamente especulativos y volátiles, excluyendo las llamadas stablecoins, que presentan sus propios riesgos por ser emitidas por empresas. Bitcoin es la que destaca con una mayor estabilidad y liquidez en el mercado por todo el efecto de red que se ha formado a su alrededor desde hace 10 años. El resto de las criptomonedas son todavía más volátiles y tienen una menor capacidad de transferir valor. Quien no entienda estos detalles importantes de las criptomonedas, no debería invertir en bitcoin ni en ninguna otra, porque va a terminar perdiendo su inversión y le va a generar una aversión, injustificada, a las criptomonedas.

Con este problema de campañas publicitarias dedicadas a “educar” sobre bitcoin y otras criptomoneda, lo mejor que puede hacer cualquier persona que quiera aprender sobre este mundo es educarse por su cuenta y tener un pensamiento bastante crítico sobre todo lo que lee, ya que muchos va a querer venderle su proyecto favorito. Así que mi mejor consejo es: “No confíen; verifiquen”.


Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.

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