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Muchas de las definiciones conceptuales detrás de Bitcoin se basan en el movimiento cypherpunk
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Las propuestas de Back, Dai, Finney y Szabo dieron pie al desarrollo de la tecnología de Bitcoin
Mónica Castro, profesora de lenguaje y editora de ebooks, nos lleva a rememorar varios de los hechos y argumentos que dieron origen al nacimiento de Bitcoin. Un viaje a través de la historia que nos puede ayudar a entender mejor el objetivo que persigue la tecnología de la criptomoneda original.
Como todo gran descubrimiento en la historia de la humanidad, que llega como resultado de una combinación de eventos que les preceden, Bitcoin es el hito que coronó los sucesos previos que propiciaron su aparición. Dichos eventos se articulan en torno al movimiento cypherpunk –nacido a finales de los años 80– donde se sentaron las bases de muchos de los conceptos que se vinculan con las definiciones conceptuales que hay detrás de Bitcoin.
Con la llegada de la era del Internet, este movimiento pudo ver antes que nadie el peligro inminente de pérdida de privacidad que esta nueva tecnología traería aparejada. Mucho antes de la aparición de Facebook y su comercio de datos (que regalamos a la red creyendo que nos invitaban a ser parte de una gran reunión de camaradería), un grupo de personas –vinculadas principalmente al desarrollo informático, a la criptografía, a la matemática y al derecho– formaban parte de una reunión permanente, primero presencial y luego virtual, donde se discutía profusa y apasionadamente sobre los aspectos vinculados a la libertad, la privacidad y el anonimato.
Cabe mencionar que, estos conceptos habían sido desarrollados de manera técnica unos pocos años antes por el criptógrafo David Chaum, a quien se le considera como el inventor del dinero digital de rastro anónimo (ecash). Chaum propuso, además, un sistema basado en redes de comunicación anónima que desvincula el mensaje de su remitente hasta llegar a su destinatario y un sistema de votación que verifica mediante criptografía que un voto no ha sido modificado, entre otras aportaciones.
Si bien el movimiento cypherpunk tomó distancia de Chaum luego de que este optara por hacer crecer sus proyectos vinculándose a instituciones financieras oficiales, su trabajo se considera la raíz de los desarrollos posteriores –que al igual que los de Chaum– sentarían las bases necesarias para la aparición de Bitcoin.
Todos los caminos conducen a Bitcoin
Uno de los planteamientos clave de los cypherpunk expresado en su manifiesto era la necesidad de “poder revelarse selectivamente al mundo”. No se trataba de implementar una sociedad del secreto, sino una donde las personas tuvieran la oportunidad de escoger con quiénes, cuándo y dónde deseaban compartir información acerca de sí mismos, cualquiera fuera la naturaleza de esta. Y para que la privacidad no sea sólo un componente más del discurso libertario, resulta imprescindible la implementación de sistemas que garanticen que la información compartida, al concretarse cualquier clase de interacción, sea aquella estrictamente necesaria y vinculada con la misma:
Tenemos que defender nuestra privacidad si es que queremos tenerla. Tenemos que unirnos y crear sistemas que permitan las transacciones anónimas. La gente ha estado defendiendo su privacidad durante siglos mediante susurros, oscuridad, sobres, puertas cerradas, apretones de manos en clave y mensajeros. Las tecnologías del pasado no permitían una encriptación «fuerte», pero las actuales sí.
Erick Hughes
Manifiesto cypherpunk
En medio de este intercambio de ideas, discusiones, disidencias y propuestas respecto de los alcances y las implicancias del anonimato y la privacidad, los proyectos se fueron sucediendo en el afán de expresar de manera concreta una respuesta a estas preocupaciones. Algunos de los desarrollos más importantes surgidos en este contexto fueron:
Hash Cash de Adam Back
Nació en 1997 como una propuesta para combatir el spam. Consistía en implementar un sistema donde cada envío de correo implicase un coste de tiempo de CPU, medido en la electricidad utilizada al tener que resolver un problema matemático por cada envío. El gasto de esta “Prueba de Trabajo” (PoW) sería mínimo con unos cuantos correos, pero desalentaría el uso de correos basura masivos.
B-Money de Wei Dai
Un año después, aparecería B-Money, definido como un “sistema de efectivo electrónico distribuido y anónimo”. Este consideraba 2 tipos de protocolo: uno donde cada participante de la red posee una copia de la base de datos que no incluye la cantidad de dinero que cada uno posee y otro donde los registros son mantenidos por un grupo específico de usuarios. En el segundo caso, estos usuarios han debido depositar una parte de su dinero en una cuenta especial, lo que se conoce como prueba de participación (PoS). En caso de procesar una operación fraudulenta, estos perderían sus fondos.
Prueba de Trabajo Reutilizable de Hal Finney (RPOW)
Basado en los preceptos de Hascash, se trata en este caso de crear tokens criptográficos a partir de una prueba de trabajo. Estos tokens únicos solo podían usarse una vez, evitando de esta manera el doble gasto a través de un mecanismo no automatizado.
Bitgold de Nick Szabo
Basado en la propuesta de Finney, se considera el trabajo más directamente vinculado con lo que sería Bitcoin. Fue el primero en mencionar los riesgos de seguridad provenientes de los terceros de confianza. Con Bitgold, Szabo propone destinar poder de cómputo a la resolución de problemas criptográficos y el uso de claves públicas. (Debido a estas semejanzas con Bitcoin, se ha pensado que Nick Szabo estaría detrás del alter ego de Satoshi Nakamoto).
Algunos aspectos relevantes al cierre
Es importante destacar que hasta aquí se ha mencionado sólo a una pequeña parte de los proyectos que llevaron a que Satoshi Nakamoto, en 2008, publicara por primera vez el documento técnico de Bitcoin (whitepaper o Libro Blanco), entre cuyas referencias cuentan Hashcash y B-money (y donde curiosamente no aparece Nick Szabo). Pero que se trata de un largo camino donde desarrolladores y criptólogos de todo el mundo trabajaron –y siguen trabajando– para que la tecnología consolidada por Satoshi siga evolucionando, corrigiendo y planteando nuevos desafíos.
Quienes tarde o temprano se hicieron parte de la “fiesta virtual” que trajo la red de Bitcoin, suelen extrañarse o hasta exasperarse por las resistencias que esta encuentra en un parte, todavía mayoritaria, de nuestra sociedad. Sin embargo, los propios cypherpunk se resistieron inicialmente a la idea, siendo Hal Finney unos de los pocos entusiastas que respondió positivamente al documento de Nakamoto. Finney fue la primera persona, después de Satoshi, en ejecutar el cliente de Bitcoin y el primer destinatario de una transacción de bitcoins, a través de la que recibió 10 monedas.
Satoshi Nakamoto, en uno de sus más conocidos post, expresa ideas aparentemente un tanto alejadas del ideario cypherpunk. Dice Nakamoto: “No queremos promocionarla como la “moneda anónima…” (o) “la moneda fuera del alcance de los gobiernos. Definitivamente no estoy haciendo tal aseveración”. (05 de julio 2010).
Sin duda, lo interesante de navegar en las aguas de esta nueva tecnología son las múltiples pequeñas y grandes mareas, que surgen con aspectos, algunos mencionados hasta el hartazgo, otros apenas abordados, que van configurando un universo que parece no terminar en el paisaje descolorido de la cima de un iceberg, sino en las profundidades de un dulce, seductor y extenso abismo.
Imagen destacada por: Kevin / stock.adobe.com