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El “rendimiento agrícola” basado en protocolos DeFi genera tasas de interés de hasta 100%.
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Usuarios reciben tokens por financiar y solicitar préstamos, pudiendo multiplicar sus ganancias.
El granjero moderno ya no se dedica a sembrar pimentones, tomates o papas; en la actualidad se ha especializado en un nuevo tipo de cultivo y unas tierras más exóticas: el uso de criptomonedas en protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) para aprovechar las altas tasas de rendimiento de dichas plataformas.
A esta práctica se le conoce como yield farming, lo que en español se traduce como “rendimiento agrícola”. El término se originó como un meme interno, reproducido por traders que consideran que estas operaciones se asemejan a “las tierras de cultivo”, en donde esperan pacientemente que sus múltiples siembras de criptomonedas generen un rendimiento de hasta el 100% anual.
Hoy en día las palabras yield farming estaría designando una de las estrategias de rendimiento de capital en el ecosistema DeFi que más popularidad ha ganado en los últimos meses. Quienes ponen en práctica estas operaciones buscan aprovechar los distintos protocolos y productos DeFi para generar altas tasas de rendimiento, enfocándose principalmente en holdear o solicitar criptomonedas en préstamos colaterales, o con respaldo en otros activos digitales.
¿Cómo funciona la agricultura de criptomonedas?
Se trata de un ciclo de operaciones, tal cual ocurre con la siembra de un producto orgánico. Los usuarios pueden comprometer sus criptomonedas en un préstamo colateral con otro individuo, o solicitar un préstamo en este mercado de ofertas. En el caso de los prestamistas, la operación les permite ya de por sí ganar un interés por los fondos ofrecidos. Y en ambos casos, mientras más criptomonedas depositen en la plataforma mayor va a ser la cantidad de activos que pueden pedir luego en préstamo.
Pero estos usuarios no solo pueden ganar interés por las criptomonedas que depositan en el protocolo, sino que también reciben unos tokens de gobernanza inherentes a cada plataforma DeFi que representan una recompensa o “retorno de efectivo” por la liquidez que otorgan al mercado. De esta manera, cada actor estaría ganando no solo por los intereses del prestatario, sino también por una tasa de interés elevada que propone el protocolo de préstamos.
Si el trader es habilidoso y se dedica de lleno al yield farming, entonces apostará más dinero (incluso el prestado) en otros protocolos DeFi para aprovechar mejores arbitrajes y otras recompensas. Por ejemplo, un usuario puede prestar y pedir prestado dinero en la plataforma Compound, para luego también invertir en protocolos como Synthetix o Balancer que también se dedican a estas estrategias.
A inicios de semana CriptoNoticias reportó que el analista Tony Sheng considera que “con las instrucciones correctas” un usuario puede generar hasta 100% de intereses anuales haciendo rendimiento agrícola.
Por otro lado, el presidente de Ether Capital Corporation, Stefan Coolican, no es tan optimista cuanto a las ganancias. El experto considera que estas estrategias pueden ofrecer buenos rendimientos, pero calcula que la tasa de rendimiento anual más alta sería del 20%. Y, en el peor de los casos, cuando ya se haya popularizado estas operaciones, los usuarios podrían sacar ganancias anuales del 2 al 3%.
Aunque estos porcentajes están seduciendo a una gran cantidad de inversionistas y traders que forman parte del ecosistema DeFi, es importante aclarar que una estrategia con potencialidad de rendimiento elevada conlleva, a su vez, grandes riesgos financieros. Un error en el código del protocolo, una vulnerabilidad atacada por una entidad maliciosa o la congelación de un préstamo puede parar por completo el ciclo de agricultura de rendimiento del inversionista, lo que generaría pérdidas importantes.
La popularización del yield farming
La agricultura de criptomonedas va ganando popularidad, y esto lo podemos ver en la meteórica subida del protocolo Compound que se convirtió la semana pasada en la plataforma DeFi con mayor exposición. Otras iniciativas también tuvieron una buena racha, como es el caso del proyecto AAVE (antes conocido como ETHLEND).
El protocolo DeFi apostó por el yield farming cuando decidió impulsar el lanzamiento de sus tokens de gobernanza, los cuales darían a los prestamistas y prestatarios de Compound una “devolución de efectivo” o recompensa por el flujo de criptomonedas que otorgan a la plataforma. La firma piensa distribuir en los próximos cuatro años más de 2.800 tokens diarios entre sus usuarios, los cuales generarán ganancias adicionales por estas fichas.
La estrategia comercial impulsó a Compound en el mundo de las DeFi, llevando a destronar a MakerDAO como el protocolo de finanzas con mayor cantidad de criptomonedas bloqueadas. En la actualidad Compound posee más de 550 millones de dólares en capital anclados a préstamos colaterales, y posee una dominancia del 38,14% del mercado.
Aunque esto se trata de un hito para la empresa, Compound no ha realizado una movida realmente novedosa. La agricultura de rendimiento potenciada con tokens de gobernanza es una actividad que viene ocurriendo desde hace unos años atrás, ya que otras empresas vislumbraron que este podría ser un mercado para atraer mayor liquidez a sus plataformas.
El protocolo Synthetix fue uno de los primeros en explorar esta posibilidad, al ofrecer a sus usuarios una docena de incentivos (adicionales a las tasas de interés por préstamo) por el capital suministrado. De esta manera, los prestamistas obtenían retornos por las criptomonedas holdeadas. Poco después la estrategia fue imitada por otras empresas del ecosistema como Balancer, REM y Futureswap.
Con estos incentivos, los protocolos de préstamo logran tener una mayor agilidad y liquidez comercial. Asimismo, podrían estar empezando a labrar un camino para convertirse cada vez más en la versión digital de la banca. Stefan Coolican, en una serie de tuits, sugirió este revés al categorizar al ether y los tokens ERC-20 como “activos productivos” que pueden comportarse como bonos del Tesoro, o acciones de dividendos. Es decir, un producto que puede generar un flujo de dinero.