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Cuando comienzan a denunciarse los esquemas de fraude Pump and Dump –traducido literalmente como “Infla y Desecha”- en el mercado de las criptomonedas, la primera asociación que aflora es la conocida película El Lobo de Wall Street que protagonizó Leonardo Di Caprio, sobre la historia real del auge y caída del corredor bursátil Jordan Belfort.
La estafa, que se centraba en los denominados penny stocks o acciones de menos de un dólar, consistía en inflar el precio de una determinada acción a través de compras concertadas y técnicas de promoción entre los pequeños inversionistas (pump). Una vez que la acción en pleno ascenso llegaba a un nivel determinado, los estafadores vendían todo lo que habían comprado (dump), con ganancias importantes. La venta masiva de esta acción provocaba que su precio se desplomara.
Todavía se practica esta modalidad de estafa con las penny stocks a pesar de las advertencias de la SEC, la comisión estadounidense de valores, que expone periódicamente en su sitio web casos de pump and dump, incluyendo casos recientes. Sin embargo, luego de la regulación del mercado de las denominadas penny stocks, es poco probable que una racha como la de Belfort se llegue a repetir.
En medio del gran auge de las criptomonedas en 2017, surgieron muchos casos que reproducían esta estafa. Dichos casos se centran mayormente en tokens poco conocidos y con una importante diferencia en la metodología y los lapsos: los impulsores de este esquema convocan abiertamente a sesiones de pump and dump a través de la red de mensajería Telegram o de Twitter, donde pueden contar con miles o decenas de miles de miembros . A la hora prefijada, el coordinador revela el nombre del token escogido y la casa de cambio en la que se realizará la compra colectiva, anunciada algunas veces con días de anticipación.
En una de estas cuentas, los usuarios de Telegram @UltraaNY e @Insanepumps convocaron a un «megapump» el pasado 2 de febrero en el que participaron, según las convocatorias en cuenta regresiva, 100.000 entusiastas repartidos en 30 grupos de Telegram.
En ambas cuentas, una en español y la otra en inglés, se aprecia la dinámica de la actividad. Esta inicia tras ser suministrado el nombre del token a inflar como señal de comenzar las compras masivas y en pocos minutos, comienzan las compras externas. En el caso de la sesión del 29 de enero, el token señalado fue MyBit (MYB), la casa de cambio empleada fue Cryptopia, que suele ser de utilizada por estos grupos.
Los líderes van informando en las salas de chat sobre el valor del token que sube como la espuma antes de la venta masiva, la cual se produjo luego de que el token alcanzara un volumen de 17,6 BTC en la casa de cambio. Los coordinadores reportaron ganancias de 10 veces lo invertido ese día.
En la cuenta de otro usuario de Telegram que parece pertenecer a otra red de este tipo, @Genuine_callzadmin, se aprecia la arenga del administrador a los casi 2.000 miembros del grupo después que da el nombre del token, Qwark, y la casa de cambio, Next.exchange.
Se aprecia también una segunda ola de compras para estimular a las potenciales víctimas. «Wait for the FOMOS» es la orden del líder. Las compras externas provienen de los que, por temor a perder la oportunidad que brinda ese promisorio token, lo adquieren a precios inflados. Así comienza el dump, azuzado por los foros en línea y cuentas clave en las redes sociales.
Todo esto es apenas la parte visible de un enorme iceberg que se originó en la web oscura y que ahora se muestra sin sonrojo alguno. En los foros de bitcoin.com hay un subforo de grupos de pump de Telegram con 17 páginas de convocatorias y mensajes, algunos de ellos con cientos de respuestas. Una muestra fehaciente que el pump and dump goza de «muy buena salud».
Otro signo de esta nueva camada de estafadores es que no ven nada ilegal en su práctica, lo asumen como un juego o una fuente de adrenalina que da ganancias estables. En una entrevista realizada por un medio especializado a un «pumpeador», confesó que pudo adquirir un Tesla y admite que ganó «cientos de miles de dólares» por medio de este esquema fraudulento. El entrevistado también comentó que no se efectuó a través de una casa de cambio desconocida, sino en una que se encuentra entre las primeras diez del ranking de CoinMarketCap.
A pesar de lo popular que se ha vuelto esta actividad en el mercado de las criptomonedas, cabe destacar que es una actividad ilegal en el mercado de valores y que puede ser penada con multas y cárcel. Sin embargo, el vacío legal en el que aún reposa el uso de criptoactivos y de sus mercados ha brindado a los promotores de estos esquemas una oportunidad de generar ganancias tremendas fácilmente.