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Este artículo fue proporcionado por Guillermo Callejo, estudiante de Economía en la Universidad de Bath especializado en finanzas e interesado en el mundo del Blockchain y sus repercusiones económicas, financieras y de uso cotidiano.
La resaca del Brexit ha sembrado de incertidumbre las Bolsas y mercados de todo el mundo, cuyo principal reto es volver a la estabilidad. En este contexto, resulta interesante analizar cómo los resultados del Brexit han afectado al precio del Bitcoin. Si se atiende a los movimientos que realizaron los inversores momentos antes y después de esta consulta, puede concluirse como éstos empiezan a confiar en esta criptomoneda como refugio seguro de valor.
En la historia reciente del capitalismo, cada vez que se ha asomado una crisis, los inversores han tendido a refugiarse en los metales preciosos, especialmente el oro. Así ha ocurrido también en esta ocasión, de manera que el metal dorado no ha parado de subir desde noviembre de 2008, alcanzando su cota máxima (60.000 USD/kg) entre 2011 y 2012. La trayectoria de la plata es paralela. Sin embargo, desde finales de 2013, cuando se atisba cierta recuperación económica mundial, bajan sus respectivas cotizaciones. En principio, parece que los inversores seguían agarrándose al duro metal cuando venían malos tiempos. Pero he aquí que han surgido refugios competentes y, sobre todo, competitivos, como es el Bitcoin. La prueba la tenemos en el reciente episodio del referéndum británico por la salida de la Unión Europea.
Carecemos de un histórico de la evolución del Bitcoin tan larga como la que se dispone para otros activos; pero parece que los inversores han sabido ver que, en un panorama en que las materias primas –especialmente el petróleo- y algunas divisas (el caso del yuan chino en 2016 es paradigmático) muestran una gran volatilidad, la criptomoneda se ha mostrado especialmente atractiva en los últimos meses y, sobre todo, en días de la tormenta originada en el Reino Unido a causa del referéndum.
De acuerdo con la evolución del precio del Bitcoin antes y después del referéndum del Brexit, se observa como poco a poco esta criptomoneda coge fuerza como refugio seguro de valor. A las 19:00 horas de la tarde del 23 de junio, el precio del Bitcoin descendía a los $550. Al mismo tiempo, el valor del oro caía a los $40.400 por las expectativas de que Reino Unido se quedase en Europa. Por otro lado, a las 07:00 horas del día siguiente, una vez conocidos los resultados del referéndum, el precio de esta criptomoneda alcanzaba los $650, mientras que el precio del oro llegaba a los $43.000. Mientras el oro se revalorizó un 6,4% en tal lapso temporal, el Bitcoin lo hizo en un 18,2%.
La evolución del precio del Bitcoin muestra que subió con más fuerza que el oro y que, por lo tanto, los inversores empiezan a tenerlo en cuenta como otro lugar más para invertir sus ahorros en tiempos de incertidumbre financiera. Hay una especie de reacción-reflejo de los inversores hacia el BTC. Las ventajas de esta criptomoneda frente a los materiales preciosos son fundamentales para explicar su rápida expansión. Se trata de un activo que no tiene restricciones gubernamentales, no paga tasas, está protegido contra la inflación, ya que su emisión está limitada, y no tiene que pasar por la intermediación de la compra del oro.
Un refugio que, además, es aún relativamente opaco al control fiscal, lo que, entre otras cosas, le ha traído una dudosa fama. Pero ¿qué ha cambiado en estos últimos meses para que, a pesar de tal fama, haya sabido conformarse como refugio en estos días? Podemos hablar de dimensiones subjetivas. Tal vez el hecho de que, gracias a distintos operadores, el Bitcoin empieza a ser familiar entre ciertos sectores de la población. Se ha hecho accesible y la gente empieza a verlo en más sitios que la pantalla de su ordenador. Por ejemplo, en cajeros automáticos, tiendas o en transacciones que son en tiempo real, prácticamente inmediatas, y seguras. Una accesibilidad que también se extiende a la cantidad: cualquier cantidad –por pequeña que sea- de una moneda, puede convertirse en céntimos, milésimas o fracciones aún menores de Bitcoin. A ello hay que añadir unos costes de transacción muy inferiores a los que suele imponer el sistema financiero-bancario. Es decir, parece especialmente diseñado para reacciones rápidas en momentos de tormentas sobrevenidas.
El efecto dominó que puede causar el Brexit en otros países, que comienzan a replantearse su permanencia en la Unión Europea, puede significar al menos diez años más de incertidumbre sobre la libra y el euro. Y, sobre todo, muchos sustos y arrebatos en el futuro. Esta circunstancia puede llevar a la consolidación del Bitcoin como refugio seguro de valor. Al menos, en los primeros momentos. En este sentido, es importante plantear si el Bitcoin puede sustituir en un futuro cercano a las materias primas y convertirse en un refugio seguro de valor si es que ya no lo es. Para ello, debería tener una mayor estabilidad. Éste ha sido su talón de Aquiles en su corta historia; pero en la medida que se extienda el volumen de usuarios y se inserte en la vida cotidiana con los micropagos, los porcentajes de variación del valor del Bitcoin se irán reduciendo.
Imagen destacada: mirror.co.uk