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La identidad de Satoshi Nakamoto permanece en el misterio.
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¿Qué tal si alguien la descubriera?
De: Daniel
Asunto: Una idea cypherpunk extrema
Oye, bro. Después de tanto chat, se me acaba de ocurrir una idea interesante. ¿Qué es lo que da poder a los gobiernos y demás autoridades? Dinero. Ellos emiten el dinero. ¿Qué pasaría si no lo emitieran? Si nosotros lo controláramos. Si nosotros creásemos una nueva moneda mucho más útil, mucho más valiosa, fuera de su control…
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De: Chris
Asunto: Una idea cypherpunk extrema
¿Qué pasaría? Gobernaríamos el mundo.
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De: Daniel
Asunto: Una idea cypherpunk extrema
Jaja, no. No quiero gobernar el mundo. Sólo quitarles poder. Dárselo a las personas como nosotros… quiero decir, a la gente de a pie. Fuera de los bancos, fuera del control restrictivo.
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De: Chris
Asunto: Una idea cypherpunk extrema
¿Qué puedo decirte? Me gusta más la idea de gobernar el mundo, pero ok, ayudemos a los pobres jaja. En serio, ¿tienes alguna propuesta sólida o solo un sueño?
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De: Daniel
Asunto: Una idea cypherpunk extrema
Las propuestas sólidas empiezan su vida como sueños. ¿Por qué no? Vamos a reunir a la pandilla.
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Lionel era lo suficientemente viejo como para que esos temas no le importaran. Había nacido en un mundo donde el dinero eran monedas, billetes, saldos en cuentas bancarias. Aprendió cómo enviar correos electrónicos, hacer transferencias y algunos documentos, y ya está. Para todo lo demás estaba su primera hija, Lara.
Aun así, estaba allí solo en el taller esa tarde, descubriendo con sus manos, con su esteca, la forma exacta que debía tener el rostro desconocido de la persona que había inventado algo llamado “bitcoin”. Un tal Satoshi Nakamoto.
Su rutina había sido la misma desde hacía, exactamente, dos meses, cuatro días y seis horas: se levantaba a las siete de la mañana, comía cereal con fruta y marchaba a su taller junto a la casa; un inmenso recinto que olía a polvo de roca, a metal y a añoranza. A través de todo él, como una lluvia inusual, se regaban todo tipo de instrumentos y materiales para esculpir. Arcilla, yeso, madera, bronce, hierro, incluso cristal y un poco de plata. Aquel era su hobby desde muy joven. Si su padre lo hubiera permitido, habría sido artista y no abogado.
Las siguientes horas, hasta el mediodía, se dedicaba a dar forma a un nuevo bloque de yeso de un metro de alto, como un pequeño hombrecillo aguardando en un limbo existencial. Quería encontrar el rostro de Satoshi Nakamoto dentro de la sustancia nevada. Para él, de eso se trataba esculpir: había algo allí dentro, en el corazón de la roca. Sus manos sólo eran las encargadas de hacerlo surgir.
Paraba para almorzar cualquier cosa. Luego continuaba rozando los cortes blandos del hombrecillo desconocido, sintiendo la arena blanca en la yema de los dedos, buscando el alma dentro de ella que la haría latir con vida; que le daría una identidad y un propósito. Estaba allí, adentro. Sus manos lo buscaban junto a su herramienta, pacientemente.
Con frecuencia, se perdía en el laberíntico camino que era su búsqueda de ese rostro ansiado y, lleno de decepción, tenía que empezar de nuevo. Destruir la pieza cuyo corazón no había logrado hacer latir y comenzar una vez más, con su propio corazón un poco roto también. Iniciar una y otra y otra vez tras caer los fragmentos nevados una y otra y otra vez, en una búsqueda incansable. Dolía a la pieza que le quitaran trozos, le dolía a él quitárselos y fallar en encontrar su destino. Pero de eso se trataba esculpir. De eso se trataba vivir, también.
A veces, Lionel cenaba algo decente tras una ducha antes de dormir, para descansar sólo un poco de su intrincada búsqueda del rostro de Satoshi. La mayoría del tiempo lo olvidaba, inmerso entre la música instrumental a todo volumen y la sangre pálida de su obra inconclusa.
Y ahora seguía allí, solo en el taller esa tarde. No era un ferviente admirador de Bitcoin o de Satoshi, mas nadie podría detenerlo hasta terminar.
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De: Chris
Asunto: La moneda criptográfica
Piénsenlo, debe ser descentralizada desde el principio. Miren lo que le pasó a e-gold.
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De: Daniel
Asunto: La moneda criptográfica
Estoy de acuerdo con Chris. Aunque será más difícil de implementar… muy complejo en materia legal.
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De: Noah
Asunto: La moneda criptográfica
Una idea adorable. ¿Alguno tiene idea de “cómo” exactamente? No digo que no haya alternativas, pero requieren de cierto nivel de centralización, de todos modos. No nos será posible escaquearnos durante la “fase problemática” y, por tanto, tampoco la moneda. Morirá.
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De: Xiao
Asunto: La moneda criptográfica
Vamos Dan, no seas pesimista. Tratamos de cambiar el mundo aquí, claro que hay alternativas. Confiemos en el código. ¿Qué tal un BitTorrent criptográfico?
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De: Larisa
Asunto: La moneda criptográfica
Creo que tendremos que hacer algo nuevo, aunque no “tan” nuevo como para tener que esperar veinte años a completarlo de forma segura. Podría servirnos tomar cosas ya existentes y probadas, y mezclarlas en una “nueva” plataforma. Por ejemplo… ¿criptografía de los 70 de la buena? ¿Ideas?
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De: Henry
Asunto: La moneda criptográfica
¿Dices para hacerla descentralizada, Larisa? Creo que el problema no es lo técnico, es lo político. Por supuesto, permaneceremos en el anonimato, pero, ¿cómo evitaremos el caos? ¿Cuáles serán las reglas y cómo serán respetadas?
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De: Xiao
Asunto: La moneda criptográfica
Antes deberíamos establecer qué reglas son esas. ¿Qué tal tu PoW, Henry?
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De: Noah
Asunto: La moneda criptográfica
Merkle, jóvenes. Hay que estudiar a los grandes.
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De: Henry
Asunto: La moneda criptográfica
No estarían mal PoW y Merkle.
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De: Daniel
Asunto: La moneda criptográfica
Pensemos en propuestas, hagamos borradores de Libro Blanco. Será un ejercicio interesante. En dos semanas volveremos a tocar el tema y vemos qué podemos echar en el guiso y qué no.
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De: Larisa
Asunto: La moneda criptográfica
Entonces, prioridad, ¿descentralización desde la raíz?
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De: Chris
Asunto: La moneda criptográfica
¡Sí, por favor!
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De: Xiao
Asunto: La moneda criptográfica
De acuerdo.
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De: Henry
Asunto: La moneda criptográfica
¡Copiado!
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Lara era quien le había presentado a Bitcoin un día. Escribió un reportaje sobre él para su trabajo y desde entonces no hubo marcha atrás para ella. Le había fascinado, encandilado. Mientras más leía, mientras más escribía sobre ese mundo que su padre estaba lejos de comprender, más se hundía en él, como la sirena que lo había sacrificado todo para transformarse en humana ante la promesa de inacabables maravillas nunca antes vistas.
Pero lo que más fascinaba a Lara era el creador de esa moneda y quizás también de esos ideales. Satoshi Nakamoto.
Nadie sabía quién o quiénes se escondían tras el bonito seudónimo japonés; ergo, nadie podía estar seguro tampoco sobre las posibles intenciones de Satoshi. ¿Quién creaba una nueva clase de activo con tecnología multiusos incluida, por la que incluso habían intentado nominarlo al Nobel, y se limitaba a regalarla al mundo y desaparecer poco después? Era un misterio que obsesionaba a su hija.
Las pistas y teorías abundaban. Pese a que no llevaban a ningún sitio en concreto, Lara conocía los detalles de cada una de ellas. Cada uno de los posibles candidatos, hasta los más insignificantes.
Expertos en criptografía, en ciencias de la computación, en economía; programadores, jóvenes, viejos, cercanos o no al movimiento cypherpunk, que confiaba por entero en el código para descentralizar el mundo. Lara sabía todos los datos públicos, pero quería saber más. Algo natural, si se contaba con que su trabajo era el periodismo de investigación.
Lara quería ser quien le quitase la máscara a Satoshi Nakamoto. Y era lo bastante taimada como para lograr su cometido.
Muchos lo intentaron antes que ella y, aun siendo buenos intentos, fracasaron. Exámenes estilográficos de los correos que se conservaban, ciertas pruebas circunstanciales, análisis de horarios y carreras de los candidatos, ojos entornados hacia los primeros desarrolladores y usuarios de la tecnología. Lara aprendió de esos errores y decidió cambiar la estrategia.
No tenía los medios informáticos para intentar enterarse por esa vía, así que optó, en primer lugar, por recurrir a algo más… humano. Contrató a un colorido grupo en personal de servicio y se encargó de repartirlos entre las casas u oficinas de los candidatos más probables, con un solo objetivo en mente: recabar todos los datos que pudieran con respecto a su investigación sobre Satoshi. Por supuesto, ese era un tipo de espionaje, cosa ilegal, pero no es que ella fuese a revelar sus medios a posteriori.
No en todos los sitios marcados picaron los anzuelos de la nueva recepcionista, la nueva criada o el nuevo jardinero, aunque, para sorpresa de la misma Lara, sí en varias. Las suficientes. Las indicadas.
Ella nunca le contó todo de lo que logró enterarse; por qué insospechados caminos la enviaron sus descubrimientos. Él la observó desde lejos, inquieto, hablar con gente cada vez más extraña. Dos hombres de traje negro. Una mujer rubia que discutió con ella a voz en grito hasta que él llegó a interrumpir el último “Si no te detienes…”. Dos hombres que jamás había visto, acompañados de un niño que, lejos de mostrarse pasivo y quieto, era quien hablaba con su hija, muy erguido.
Hay cosas que deberían permanecer en secreto, Lara. Quienes intentan desvelarlas acaban siendo quemados por el monstruo dentro de la caja. Esa fue su advertencia para ella.
Mas Lara no lo escuchó. Amaba su trabajo, había dedicado muchos meses y recursos a esa investigación y estaba dispuesta a llegar hasta el final, pesara a quien pesara.
Ella lo haría.
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De: Chris
Asunto: Bitcoin
Anderson tiene buenas ideas de promoción. Podríamos llegar muy alto. ¿Quién diría que realmente tendría buen valor, eh?
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De: Larisa
Asunto: Bitcoin
Un comentario muy desafortunado, Chris. Bitcoin no es un producto que queramos vender. Debe tener un crecimiento orgánico. Y la promoción suele incluir a otras compañías que querrán beneficiarse.
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De: Henry
Asunto: Bitcoin
No lo culpes. Ya sabemos que tiene algunos problemas financieros… y, en todo caso, no vendría mal que aumentara de precio. No por nosotros, sino por él mismo. Se supone que Bitcoin es una moneda, no hay nada de malo en que aumente de precio.
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De: Chris
Asunto: Bitcoin
¡Exacto, Henry! No hay nada de malo. No sólo pensaba en mí.
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De: Noah
Asunto: Bitcoin
Eh, alto ahí. No queremos una burbuja como los tulipanes del valor de casas. Bitcoin es útil y debe tener un cierto valor, pero no hay que exagerarlo al extremo o no será más que un elemento de especulación.
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De: Chris
Asunto: Bitcoin
¿Quién dice que un poco de especulación es muy mala para una tecnología en desarrollo? Es algo natural que suceda.
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De: Xiao
Asunto: Bitcoin
Esa no es la idea original de Daniel, ni de ninguno de nosotros. Bien, Bitcoin crece. Pero no podemos olvidar sus raíces ni su propósito. Especialmente, no podemos manchar así la memoria de Daniel.
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De: Chris
Asunto: Bitcoin
Nadie está manchando su memoria, mucho menos yo. Sólo digo que a él le hubiera gustado que creciera hasta lo más alto, tanto como a cualquiera de nosotros. Sigo pensando que deberíamos minar o poner en circulación los primeros BTC…
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De: Larisa
Asunto: Bitcoin
¡No! No vamos a centralizar la minería. Y ese millón de BTC se quedará congelado por siempre para proteger el futuro económico de la moneda, tal como acordamos.
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De: Chris
Asunto: Bitcoin
¡Ok, ok! Sólo doy sugerencias. ¿Qué le decimos a Anderson entonces?
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De: Xiao
Asunto: Bitcoin
Yo hablaré con él. Tú le has dado demasiadas alas.
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Tal vez mintió un poco antes: puede que Lara no tuviera los medios informáticos para encontrar por sí misma la información que ansiaba, pero, tal como no había tenido reparos a la hora de espiar en sus propias casas y empleos a ciertas personas; tampoco los tuvo cuando se trató de meterse en la Darknet a buscar un hacker que le ayudara en su propósito. Tampoco eso era algo que planease revelar. Él se enteraría después, mucho después.
Sin embargo, cuando los primeros agentes identificados con placa empezaron a aparecer, él estalló. Le exigió que lo dejara, que era peligroso, que ni siquiera tener un abogado a mano podría salvarla de ir presa o peor. Lara amaba su trabajo, Lara estaba obsesionada con su investigación. No fue una discusión, fue una explosión. Una como nunca habían protagonizado juntos.
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De: Larisa
Asunto: XXXX
¡ESE BASTARDO! ¡Apenas esperó a que el cadáver de Henry estuviera frío para clavarnos la puñalada! ¡Dime por favor que ya lo expulsaste de aquí, Noah!
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De: Noah
Asunto: XXXX
Lo hice, lo hice de inmediato. Cálmate, Larisa. No tiene cómo probar nada. Solo no debemos prestarle atención.
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De: Larisa
Asunto: XXXX
¿¡No prestarle atención!? ¡Al carajo! ¡Va a intentar patentarlo como propiedad privada, tenemos que hacer algo!
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De: Xiao
Asunto: XXXX
Pensaré que las mujeres son de verdad histéricas, cálmate Larisa. No va a poder. No va a poder hacer nada. No tiene las llaves… por desgracia, desde la muerte de Henry y Daniel nosotros tampoco. Él no puede probar nada, y tampoco nosotros. Satoshi ha muerto. Pienso que es lo mejor.
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De: Larisa
Asunto: XXXX
No, qué va. Todos lo somos. Satoshi aún tiene algo que objetar…
Capítulo anterior: El rostro de Satoshi – Parte II
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
Imagen destacada por sasun Bughdaryan / stock.adobe.com
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