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La capital venezolana demostró el creciente interés por las criptomonedas y la economía respaldada en blockchain durante el evento Ciudad Dash, una iniciativa que convirtió a los salones del Hotel Marriot en una metrópoli para los curiosos en probar cómo tratar a las criptomonedas como método de pago para artículos comunes como un té frío o una hamburguesa.
Alrededor de 1300 personas acudieron a la invitación de la embajada caraqueña de Dash para conocer del ecosistema de las monedas digitales criptográficas y cómo pueden usarse para realizar pagos. Sin embargo, la intención no era solo la de explicar, sino también demostrar el potencial de las transacciones realizadas con criptomonedas para combatir la escasez de efectivo y las largas filas para pagar con tarjetas de débito.
La mayoría de los asistentes y expositores no estaban seguros de cómo pagar o recibir pagos con criptomonedas, pero Ciudad Dash sirvió de sala de prueba libre de riesgos financieros, pues los “ciudadanos Dash” –título al que accedían con el Pasaporte de Registro- recibieron 0.012 dash para vivir la experiencia de sumergirse en los suburbios de una capital caraqueña utópica (o quizás futura) donde pagar una hamburguesa con 0.0012 DASH y un plato tradicional navideño venezolano por el mismo precio era posible.
Entre los asistentes también se encontraba la comunidad bitcoiner venezolana, quienes disfrutaron del auge que están teniendo las iniciativas relativas a monedas digitales; sobre todo con regulaciones en puerta para el ecosistema, impulsadas por entidades gubernamentales.
El equipo de CriptoNoticias asistió a lo que hasta ahora es el evento más grande relativo a una criptomoneda en el país, con la intención de conocer las reacciones de quienes están ingresando al ecosistema y quienes han visto la evolución del criptoentorno venezolano.
Las impresiones fueron variopintas, pero a pesar de los esfuerzos del equipo organizador y de las actividades educativas en materia de monedas digitales, aún la incertidumbre sobre el modus operandi persiste en la mayoría de los casos. Una realidad que funciona a modo de radiografía para conocer cuán temprana es la etapa de adopción que atraviesa Venezuela: aún existe una clara necesidad de información especializada sobre el tema.
Con todo, la experiencia de comprar y vender usando criptomonedas resultó sencilla, rápida y segura para los asistentes, quienes no dejaron de sorprenderse por la inmediatez de la transacción. Sobre todo, considerando que el sistema bancario venezolano ha estado atravesando dificultades en las transacciones interbancarias, elevando el tiempo de espera para recibir una transferencia en bolívares hasta dos días.
Es necesario destacar que la incertidumbre sobre las criptomonedas en este país no se debía completamente a lo novedoso de la tecnología implementada, sino que está profundamente vinculada al tabú sobre los controles cambiarios impuestos por el gobierno y, especialmente, a las detenciones contra mineros venezolanos; pues, si bien existe un interés en ingresar en el ecosistema, preocupa la incertidumbre sobre el estado legal de la actividad.
Venezuela sigue preparándose para adoptar de forma acelerada a las criptomonedas desde iniciativas privadas y gubernamentales. Habrá que esperar para conocer cómo funcionará la propuesta regulatoria del gobierno y sobre todo su criptomoneda, el petro.
