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Alex Preukschat será ponente en la Blockchain Summit Latam de México este 5 de julio.
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Cuenta que los impuestos han alejado a los negocios españoles de aceptar criptomonedas como pago.
Alex Preukschat hace vida en el ecosistema de criptomonedas y blockchain en España, desde 2012. En aquellos años, entre 2013 y 2014, comenzó a participar como organizador del Meet Up Madrid, un encuentro mensual de tecnófilos interesados en promover las criptomonedas en la capital de país.
Eran días en que el interés por Bitcoin se limitaba a unos pocos. Más aún tras el histórico hackeo a la casa de cambio Mt. Gox, que logró derrumbar el precio de la criptomoneda madre desde su entonces máximo histórico de mil dólares, hasta un mínimo de doscientos. “La gente pensaba que esto ya se había acabado”, cuenta Preukschat. Así, los pocos que aún entendían el cambio fundamental de esta tecnología, más allá de la volatilidad del precio, se convirtieron en los únicos asistentes frecuentes a los Meet Ups en Madrid.
Fue en 2016 que Alex Preukschat decidió trabajar en el libro Blockchain: la Revolución Industrial en Internet, como una vía de mayor alcance para la difusión de la tecnología. “La idea de ese libro era crear un instrumento divulgativo para que la gente pudiera aprender sobre la descentralización. Y lo llamamos de forma consciente blockchain porque en aquel momento hablar de bitcoin era casi suicida. Si decías bitcoin nadie te hacia caso porque te categorizaban como narcotraficante o alguien malo”, relata Preukschat.
El libro fue un éxito. Alex asegura que se llegaron a vender ocho mil copias en España, y luego se extendió su distribución a Colombia, Argentina y otros países. Fue entonces cuando la idea de formar una comunidad para fomentar el entendimiento de las criptotecnologías descentralizadas renació y decidió lanzar, junto con otros entusiastas de las criptomonedas, Blockchain España, iniciativa de la que actualmente es Coordinador.
En ocasión de su participación en la Blockchain Summit Latam, conferencia a realizarse este 4 y 5 de julio en Ciudad de México, conversamos con Alex Preukschat, quien nos compartió su parecer sobre la actualidad del ecosistema de las criptomonedas en España, Hispanoamérica y el mundo. Y en medio de dicha actualidad, era difícil que Libra, la criptomoneda de Facebook, no saliera a flote en la conversación.
Yo creo que el lanzamiento de la red Libra de Facebook ha sido clave. Ha sido una declaración de guerra del mundo de la tecnología al mundo establecido financiero del siglo XX por parte de las empresas tecnológicas del siglo XXI. Y van a por ellos. Yo creo que para los que son empleados, profesionales, para los que son directivos, esto significa: o aceleras el proceso de aprendizaje de cambio de las estructuras jerárquicas piramidales que hemos conocido todos a lo largo de nuestra vida, o la probabilidad de que tu organización pueda seguir existiendo en los próximos 20 años es bastante compleja.
Al tener su residencia en España, país que él mismo considera conservador desde el punto de vista de las finanzas, donde se ha visto un gran interés por parte de gobierno y empresas tradicionales por aprovechar los beneficios de la contabilidad distribuida, pero al mismo tiempo donde priva la desconfianza ante las criptomonedas, a Alex Preukschat le parece necesario distinguir entre blockchain, como tecnología disruptiva que aspira a la descentralización, y DLT (siglas en inglés para tecnología de contabilidad distribuida), referido a redes permisionadas y centralizadas para la mejora de procesos y reducción de costos corporativos. En esta segunda clasificación entraría el proyecto de Facebook, al parecer de Preukschat.
Facebook comienza su nuevo proyecto Libra como DLT porque quieren tener una red semipública permisionada, donde pocos nodos privados van a mantener todas esas transacciones. Pero desde mi punto de vista, no es una criptomoneda porque no es descentralizada, porque tienen esos nodos que controlan la red. Pero sí hace un guiño claro de que aspiran a que se vuelva algo descentralizado. Habrá que ver si los reguladores se lo quieren permitir. Porque para un regulador no es atractivo que pueda existir ese tipo de sistema donde no puedas tener procedimientos de identificación de clientes o métodos de prevención de blanqueo de capitales.
Responder a la pregunta sobre si una red basada en registros distribuidos es o no una blockchain, o de si el instrumento de intercambio de data que utiliza dicha red es o no una criptomoneda, es una problemática que requiere la evaluación de múltiples variables técnicas, pero al mismo tiempo semánticas. ¿A qué llamamos blockchain, a qué llamamos criptomoneda, son estos los nombres más justos para estas tecnologías? Son preguntas que es necesario realizar porque de esto depende nuestra comprensión de dichas herramientas. No obstante, Alex Preukschat ofrece una perspectiva ineludible sobre este tema, y es que una vez que un vocablo se instala entre las personas, resulta sumamente difícil de modificar.
(El debate sobre si la tecnología debe llamarse blockchain) es un debate fundamental que tiene dos niveles. Un nivel, quizás el más sencillo de describir, es un nivel técnico. Yo creo que desde un punto de vista técnico, blockchain no es la palabra correcta. Blockchain es solo la representación de una estructura de datos en bloques, tal como existe en bitcoin y como se ha ido replicando después en otros proyectos. Simplemente es un componente de muchos componentes para crear un sistema descentralizado. Pero eso es a nivel racional a nivel técnico. Yo creo que a nivel popular, a nivel de opinión pública, blockchain se ha impuesto como el término de referencia y es muy difícil cambiar esa tendencia una vez que se impone un término.
A la gran mayoría de las personas no vamos a poder conseguir explicarles cómo funciona una criptografía simétrica, cómo funciona una cadena de bloques, qué se requiere para que esa cadena sea descentralizada, y cómo todos esos componentes funcionan. Entonces la palabra, en resumen de todo esto, es blockchain. Yo creo que todo el mundo se pelea un poco para apoderarse un poco de esa palabra. Hay personas que utilizan criptotecnologías como referencia, pero yo creo que hay que utilizar las palabras que utilizan las personas porque son las que la han hecho popular.
Entonces blockchain, desde mi punto de vista, no significa solamente esa estructura de datos, sino que blockchain es esa palabra que resume la tecnología descentralizada que ningún ente central controla, en la que se ha creado una solución de crear un efectivo digital descentralizado tal como lo había visualizado Satoshi Nakamoto.
Pero a pesar de todo el crecimiento de la adopción de Bitcoin y demás criptomonedas en diversas regiones del mundo, sobre todo en países con economías inflacionarias y monedas devaluadas como Venezuela y Argentina, el sueño del efectivo digital descentralizado en países como España y otros de Europa, sigue sin realizarse. No solo por una aparente estabilidad financiera, sino por el efecto de ciertas acciones gubernamentales como la aplicación de impuestos.
Muchos de los bares que históricamente ofrecían pagos en bitcoin, pues ya les es más complicado hacerlo. Hubo una iniciativa bonita, que la llevaba Félix Moreno, que era Calle Bitcoin, en la que convencieron a muchas tiendas de utilizar bitcoin. Pero después les llego una carta de Hacienda donde tenían que justificar los ingresos que habían hecho, que en realidad no habían hecho nada, pero ya resultaba un incordio para esas tiendas tener que reportar a Hacienda algo cuando en realidad no habían ganado nada.
Al día de hoy en Europa, lo que es la visión original de ese efectivo digital descentralizado no se cumple tan bien por la volatilidad, por lo que la gente en red prefiere acumular esos bitcoin y gastarse sus euros. Puedes gastarlos de repente si tienes un proveedor en India y en vez de pagarle en euros, porque les sale más caro o va a tardar mucho, pues lo haces en bitcoin. Ha habido muchas empresas que lo han hecho. Esas empresas que trabajan en seguridad o tecnología y tienen contratados a ingenieros en países donde es difícil enviar dinero, como países de Oriente Medio, África o de Asia, y donde bitcoin es un instrumento ideal para pagar a estos proveedores sin tener que estar pensando cómo va a llegar el dinero.
Con todo, para Alex Preukschat, a pesar de la primera década que cumplió Bitcoin este 2019, la tecnología en general sigue en un momento prematuro, sobre el cual nos queda mucho por aprender. Pero piensa que, para bien o para mal, es probable que iniciativas como la de Facebook le den un nuevo impulso a la adopción de criptomonedas a lo ancho del globo.
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