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A partir de enero, una serie de redes sociales han venido prohibiendo los anuncios pagos de publicidad para criptomonedas y, muy especialmente, para las Ofertas Iniciales de Moneda (ICO). Pero lo cierto es que no han sido redes sociales cualesquiera, sino las más utilizadas a nivel global, por lo que está decisión ha causado bastante revuelo en el criptomundo, al punto en que muchos usuarios y organizaciones se han unido para demandar a las redes involucradas.
Todo inició con Facebook, que es, de hecho, la red social más popular del globo, con más de 2.167 millones de usuarios activos cada mes (UAM) para enero de este año, según indica el estudio Digital in 2018 de We Are Social y Hootsuite. Con el cambio de políticas también se incluye Instagram, propiedad de Facebook, que según el mismo estudio cuenta con 800 millones de UAM. Muy pronto hay un efecto dominó: en China se prohíben este tipo de anuncios en Internet a nivel territorial, lo que incluye a redes como Sina Weibo y Baidu Tieba, de las cuales son partícipes 376 y 300 millones de UAM, respectivamente.
Les siguen Snapchat, Twitter y lo más importante después de Facebook: la red de Google. Y esta no sólo incluye al buscador más popular del mundo, sino a sus sitios coligados, pues las políticas de AdWords son para toda su red. Es decir, plataformas como YouTube, Blogger, Gmail “y miles de sitios asociados a lo largo de Internet”, según se define en su página oficial.
De modo que esto es lo que ha sucedido: si contamos sólo a las redes más populares de las que sabemos con certeza que la publicidad sobre criptomonedas e ICO ha sido prohibida, tenemos una exposición perdida de unos 6.383 millones de usuarios fuera del criptomundo. Si contamos a Gmail, que incluye unos 1.200 millones de usuarios, a Mailchimp (otro servicio de correo donde se prohibió esta publicidad), que tiene 20 millones, y a Blogger, cuyo número es bastante difícil de calcular pero que se estima en más de 540 millones; el total final asciende a un segmento de marketing perdido de unos 8.143 millones de usuarios.
A pesar de que un «usuario» no sea exactamente lo mismo que una «persona» y que muchas de esas personas probablemente estén repartidos en varios usuarios en distintas plataformas, esto igual implica un golpe duro sin duda, que ya tuvo oportunidad de reflejarse en los precios y la capitalización de las criptomonedas. Ahora, ¿por qué estos gigantes de Internet han decidido que ocho mil millones de usuarios no encuentren en sus plataformas una manera de conocer el criptomundo? La respuesta en todos los casos parece ser la misma que planteó Facebook desde el principio:
Dos de nuestros principios básicos de publicidad describen nuestra creencia de que los anuncios deben ser seguros y que primero construimos para las personas. Los anuncios erróneos o engañosos no tienen lugar en Facebook. Creamos una nueva política que prohíbe los anuncios que promocionan productos y servicios financieros que se asocian frecuentemente con prácticas de promoción erróneas o engañosas, como las opciones binarias, las Ofertas Iniciales de Moneda y las criptomonedas.
Rob Leathern
Director de Gestión de Producto
De repente, las criptomonedas vuelven a ser percibidas con el aire malicioso que tenía Bitcoin en sus inicios en la Darknet, sólo que en esta ocasión se debe a los scams (fraudes) que abundan en el mundo digital, relacionados a los criptoactivos. Y la verdad es que hay razones para preocuparse.
De acuerdo a un estudio realizado por la firma Crypto Aware, se han perdido alrededor de 1.700 millones de dólares en criptomonedas desde junio de 2011 hasta marzo de 2018 debido a tácticas fraudulentas como hackeos y scams. De toda esa cantidad, un 40% se perdió (es decir que fue robado) sólo durante el primer trimestre de 2018. Por otra parte, según Token Data, entre 46 y 59% de las ICO llevadas a cabo el año pasado fallaron, dejando unos 233 millones de dólares de los inversionistas en el aire. Algunos, incluso, sin explicación, o burlándose de su ingenuidad.
Así que, ¿es tan malo?
A pesar de que ahora mismo más de 8 mil millones de usuarios de estas distintas plataformas y redes han perdido una forma sencilla de conocer el criptomundo, la verdad es que, por otro lado, esas personas también se han alejado de potenciales estafas. Como afirmó Gavin Sheridan, CEO de la startup legal Vizlegal, y quien fue uno de los promotores de la prohibición de Facebook:
En general, el potencial para estafar a las personas es enorme, y mi problema era que Facebook estaba facilitando esta posibilidad al aceptar los anuncios en primer lugar y, de hecho, recibiendo dinero para mostrar los anuncios.
Rob Leathern
Director de Gestión de Producto
Hay que decir, además, que las redes sociales no son el medio más idóneo para aprender sobre el criptomundo, algo que dejan bastante claro los ejemplos de anuncios prohibidos propuestos por Facebook: “¡Nueva ICO! ¡Compra tokens, ahora con un 15% de descuento!”; “¡Usa los fondos de tu jubilación para comprar bitcoins!”. Para usuarios inexpertos, esto podría significar sin duda una pérdida de fondos importante. Invertir en criptomonedas, aunque es legítimo, siempre es una apuesta arriesgada y cada usuario debería estar muy consciente de esos riesgos antes de poner allí sus fondos.
El problema que surge entonces con la publicidad de las redes es que, en lugar de educar primero, saltan a la inversión sin hablar de los riesgos, e inclusive intentan engañar a las personas con retornos demasiado buenos para ser verdad.
Además, cuando un proyecto requiere de más publicidad que de desarrollo efectivo, es muy posible que no sea un buen proyecto. Quizás el mejor ejemplo de ello sea Bitcoin, que nunca necesitó publicidad para llegar a donde está ahora. Las startups legítimas, con proyectos sólidos, son las que están destinadas a sobrevivir.
Claro que también tenemos la otra cara de la moneda. No todo en la prohibición es positivo. En primer lugar, es un mensaje terrible para las personas fuera del criptomundo. Quizás muchos noten que prohibieron la publicidad sobre criptomonedas, y se pregunten qué son, y lleguen a la desafortunada conclusión de que todas ellas son algo ilegal o inclusive que son simples estafas porque estas redes, que consideran legítimas, están emitiendo ese mensaje, directa o indirectamente. Se trata de un golpe duro para la reputación de las criptomonedas en general, lo que puede afectar su adopción en el futuro próximo.
En segundo lugar, tenemos a las compañías legítimas que no podrán publicitarse por estos medios, por tanto, serán menos conocidas y como consecuencia recibirán menos fondos para desarrollar sus proyectos, si hablamos de las ICO. Y, en tercer lugar, lo triste y cierto es que los scams están bastante lejos de detenerse con esto, pues inclusive en los mercados fuertemente regulados de todo el mundo siguen dándose de una forma o de otra.
Pero la verdad es que no importa
Esta prohibición tiene sus ventajas y sus desventajas a la fecha, pero a largo plazo es probable que tenga poca o ninguna importancia. Las criptomonedas no han parado de sufrir revés tras revés desde su nacimiento, y aún continúan levantándose tras cada uno. Inversionistas institucionales de todo el mundo continúan demostrando cuan interesados están en esta clase de activos, e incluso los más reticentes, como JP Morgan y el fondo de inversión del magnate George Soros, se han mostrado dispuestos a apostar por los criptoactivos. Y a pesar de la ola reciente de regulaciones, que no hacen sino demostrar un interés mayor, en países como Estados Unidos, Japón, Argentina y los que incluyen a la Unión Europea, la adopción no deja de crecer, ni va a dejar de hacerlo.
Tal como mencionó Joe McCann, CEO de la compañía de software NodeSource:
La prohibición de Twitter sobre la publicidad relacionada con criptomonedas es solo más validación para esta nueva clase de activos (…) Existen estafas en todas partes, incluidas las industrias altamente reguladas, como se observó con el escándalo Bernie Madoff. Con los movimientos de la startup unicornio Coinbase en áreas como la custodia, y muchos inversionistas institucionales que compiten por el acceso al criptomercado, detener el flujo de información a través de la publicidad es análogo a poner una curita en la grieta de una presa.
Rob Leathern
Director de Gestión de Producto
Inclusive, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y Jack Dorsey, CEO de Twitter, han hecho confesiones bastante prometedoras sobre las criptomonedas. Google, por su parte, está preparando su propia plataforma con tecnología blockchain.
Las criptomonedas aún son experimentales. Google y compañía están empezando a podar los proyectos ilegítimos y a dejar sólo los legítimos. De momento, han cortado todos de tajo porque no saben —o quizás aún no hay forma de— diferenciarlos. Sin embargo, después esa diferencia se hará patente, y es probable que la publicidad se vuelva a permitir, aunque discriminando entre buenos y malos proyectos. De hecho, es algo que ya está poniendo en práctica Google parcialmente: a las compañías ya establecidas sí les permitirá la publicidad luego de que consigan una licencia para ello.
Por ahora, es bastante probable que los anuncios de este tipo aumenten por otros medios: periódicos especializados y chats como Slack y Telegram, o redes que aún no lo han prohibido y que es poco probable que lo prohíban, como Reddit y Tumblr.
Pero la tarea de podar scams empieza por cada inversionista: hay que educarse antes de invertir.
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